En el Miércoles de Ceniza la Iglesia procura marcar el inicio de la Cuaresma recordándonos a los cristianos que somos creaturas, que esta vida es tan sólo una preparación y que nuestro verdadero destino es llegar a Dios en la vida eterna. Por lo tanto ese miércoles recomienda hacer penitencia guardando el ayuno y absteniéndose de comer carne, procurando confesarse y participando en la liturgia de la imposición de la ceniza.
Para reflexionar
De la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios (5, 20–6, 2)
Hermanos: Somos embajadores de Cristo, y por nuestro medio, es Dios mismo el que los exhorta a ustedes. En nombre de Cristo les pedimos que se reconcilien con Dios. Al que nunca cometió pecado, Dios lo hizo “pecado” por nosotros, para que, unidos a él, recibamos la salvación de Dios y nos volvamos justos y santos.
Como colaboradores que somos de Dios, los exhortamos a no echar su gracia en saco roto. Porque el Señor dice: En el tiempo favorable te escuché y en el día de la salvación te socorrí. Pues bien, éste es el tiempo favorable; éste es el día de la salvación.
Señor Dios, Padre nuestro. A ti que te has dignado redimirnos con la preciosa sangre de tu Hijo, al iniciar la Cuaresma te ofrecemos durante todo este tiempo hacer oración más frecuentemente, leer y meditar más tu Palabra en la Biblia, analizar las raíces de nuestros pecados para convertirnos más a tu Hijo Jesucristo, a quien deseamos imitar y seguir para toda nuestra vida. Te ofrecemos también contemplar los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, acompañándolo por su vía dolorosa hasta el monte Calvario. Nos vamos a privar de comida y gustos lícitos en memoria de los dolores de la Pasión; vamos a perdonar para que nos perdone, vamos a amar más a los necesitados, donde tú estás y para que borres las penas merecidas por nuestros pecados. Bendice nuestra Cuaresma y derrama tu presencia sobre nosotros que nos amparamos en la cruz de Cristo. Amén.
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